viernes, 2 de julio de 2010
El secuestro de la Democracia.
Quizá el título resulta demasiado llamativo para la preocupación que me causa, pero creo que no podría describirla de otra forma menos alarmante.
Las fuerzas reaccionarias que nunca creyeron en la libertad y la igualdad que la constitución Española del 78 garantizaba, han tomado el poder de los órganos que debieran garantizar el espíritu de la democracia.
Como un cáncer latente durante estos últimos 32 años, aquellos sectores de la sociedad que postulan un control obsesivo sobre ella, reaccionarios ante los avances sociales en derechos y garantías, y nostálgicos de tiempos anteriores, han ido tomando posiciones en los poderes del estado.
La última muestra y la más grave la hemos podido ver en la sentencia del Tribunal Constitucional sobre los recursos del Estatut de Catalunya. Un hecho que pone en tela de juicio los fundamentos propios de la democracia y la eficacia de un tribunal completamente des-legitimado. ¿Cómo puede el juicio de un grupo de juristas prevalecer sobre un pacto político entre parlamentos representativos de la sociedad y ratificado por la ciudadanía en un referéndum?
Si esto no es un secuestro de la democracia, ¿Qué es?
El Partido Popular es sin duda la cara visible y el instrumento político de esas fuerzas reaccionarias, las de siempre. Un partido popular que ha instrumentalizado el Tribunal Constitucional para bloquear toda ley que suponía un avance en libertades, derechos y garantías para la sociedad Española. Un PP que no ha dudado en hacer uso de las administraciones donde gobierna para entorpecer el desarrollo del estado del bienestar. Que solo le preocupa el enriquecimiento personal y de sus colectivos representados, favoreciendo el caldo de cultivo al nepotismo y la corrupción. Un partido que incluso le favorece el desprestigio alarmante de la política, ya que sus bases nunca le van a dar la espalda mientras la mayoría de la población se siente desencantada de los políticos.
Pero no solo es el PP instrumento de la “causa”. Vemos con perplejidad como los poderes judiciales, mayoritariamente conservadores, se muestran ineficaces y torpes, cuando no condescendientes en la lucha contra la corrupción, mientras son resolutivos admitiendo a trámite querellas de la derecha radical fascista antidemócrata contra el juez Garzón.
¿Y qué podemos hacer ante esto? Fortalecer de una manera inequívoca y decidida la Democracia, los partidos que defienden nuestro sistema político, las libertades y garantías que sustenta la constitución. Porque sin política no hay democracia ni soluciones a los problemas del ciudadano. Porque sin política solo habría un absolutismo populista, el triunfo del unitarismo y del pensamiento único.
En unos meses los ciudadanos de Catalunya deberán manifestarse en las urnas, y espero que su respuesta ante la consulta sea masiva y progresista, que vuelva a ganar las elecciones el PSC para seguir defendiendo a Catalunya y a sus ciudadanos y ciudadanas. Que Montilla siga siendo presidente para reclamar el autogobierno íntegro que marca el Estatut aprobado en referéndum. Para que desde Catalunya se levante el grito de BASTA YA!
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