lunes, 22 de octubre de 2012

La polaridad del mapa electoral.



Las pasadas elecciones autonómicas, y antes las generales, nos han dado un claro mapa electoral, muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, acabando con la bipolaridad entre derecha e izquierda muy definida y representada en los dos grandes partidos a nivel nacional, PP y PSOE.
La actual situación de crisis global (económica, Social y Política) ha dinamitado la convencional estructura de alternancia en el poder, basada en la bipolaridad Derecha-Izquierda. El hartazgo ciudadano ante la continua degeneración de una clase política incapaz de dar soluciones a sus problemas, ha dado al traste con cualquier estudio de intención de voto. Las ideas preconcebidas de “nuestras bases” o “los votantes tradicionales de” ya no sirven. La sociedad actual es muchísimo más compleja, instruida e informada. Y cada vez los fieles de uno u otro bando son menos. Quizá sea una crisis también de valores, si bien yo creo que se trata del fracaso de un modelo partitocrático que ha llegó a su cénit ya hace tiempo.
Hoy la sociedad se divide en tres claros polos: Los Conservadores, los extremistas y los descontentos. Los partidos de derechas, sean de donde sean, siempre estarán apoyados por aquella ciudadanía que, por poco que tenga, desea preservar su estatus y privilegio social, independientemente y sin cargo de conciencia a quien dejan fuera del sistema social. Por el contrario, y cuanta más población haya frustrada y perjudicada por esta crisis, retroalimentarán los mensajes extremistas, sean del cariz que sean, independentistas, antisistema, reaccionarios,  etc…
Pero el gran fracaso de nuestro sistema democrático es sin duda la gran masa de descontentos, que no se identifican con ninguna opción, que prefieren quedarse en casa, votar en blanco o protestar con votos nulos. Esta gran masa social es la que hay que escuchar y entender su malestar. El motivo por el que no ejercen su derecho a voto, o lo hacen en modo protesta.   Y si escuchamos detenidamente lo que nos dicen, quizá a la clase política no le guste, por eso algunos prefieran ignorarles.
Las frases grandilocuentes o las utopías por siempre postergadas ya cansan a una ciudadanía que quiere, que necesita decidir efectivamente sobre su futuro. Necesita elegir qué modelo de estado quiere, y como se relacionará la ciudadanía entre sí y con las estructuras del estado. Necesita un modelo electoral donde se pueda elegir abiertamente a sus representantes, a todos sus representantes, incluido la jefatura del estado, con mecanismos para controlar, ratificar o anular las decisiones de sus gobernantes. Necesita una administración mucho más efectiva de los recursos públicos, donde se persiga el fraude y se castigue al corrupto. Necesita un modelo de garantía del estado del bienestar, de aseguramiento y ampliación de los servicios. Necesita un modelo de crecimiento económico basado en el valor añadido, el I+D+I, la inversión pública y la economía productiva, que permita una avance efectivo hacia el pleno empleo.  En definitiva, necesita elegir el modelo de país en que vivirán sus hijos. 
Hace 35 años, nuestros padres eligieron un modelo de estado, dotándolo de unas estructuras y unas leyes que permitieron en su momento la transición de una dictadura a un modelo de libertades democráticas, por cierto bastante restringidas por una constitución rígida e inmovilista. Ha llegado la hora en que de nuevo los ciudadanos Españoles decidan sobre su futuro, y es por ello que se hace indispensable que los partidos políticos abran un periodo plebiscitario con propuestas concisas y con un fin constituyente sobre lo que será el nuevo modelo de estado, que deberá ser ratificado por la ciudadanía.  Para algunos es un salto al vacío, pero si logramos entendernos en el pasado para salir de una dictadura, no debe darnos miedo proponer el modelo de estado que defendemos para el futuro, y que sea la ciudadanía quien elija.
En Catalunya parece ser que se ha abierto este proceso, pero el plebiscito está mal descrito. Ante el maremágnum independentista, donde el proceso se ha convertido en un fin en si mismo, aunque vacío de contenido, el  Socialismo Catalán apuesta firmemente por un modelo de estado, el Federalismo.  Quizá estemos solos en este mensaje, y ni nuestros compañeros del resto de España crean en él, pero seamos consecuentes con lo que defendemos y llevémoslo hasta las últimas consecuencias.
El 25 de Noviembre la ciudadanía Catalana está llamada a decidir qué camino escoger. Entre la propuesta independentista y el abismo que abre bajo nuestros pies, el inmovilismo calculado y electoralista tanto por parte de CiU como del PP, o bien una apuesta firme y decidida por cambiar el modelo del estado y las relaciones entre Catalunya y el resto del Estado. Es la hora del Federalismo con mayúsculas, de cambiar desde Catalunya, España, para empezar a construir el país de nuestros hijos. 
Socialismo, Federalismo y República.